La Escucha activa: una habilidad que se puede adquirir

Saber escuchar de forma activa es clave para fortalecer el vínculo y crear un estado de confianza en las relaciones personales y profesionales. En muchas ocasiones, aunque no seamos conscientes, pasamos mucho tiempo pendientes de lo que nosotros pensamos y de lo que decimos en lugar de escuchar activamente al otro. La buena noticia es que podemos modificar estos hábitos ya que la escucha activa es una habilidad que puede ser adquirida y desarrollada con la práctica.

Pero ¿qué es la escucha activa?

La escucha activa se refiere, como su nombre indica, a escuchar activamente y con conciencia plena. Pero no solo eso, sino que hay que expresar que estamos escuchando con atención.

Así pues, la escucha activa tiene:

  • Una dimensión interna, basada en el interés que ponemos en centrarnos en lo que nos dicen y en comprenderlo.
  •  Y otra externa, que consiste en reflejar a través de nuestros gestos y reacciones que estamos atentos a lo que la otra persona tiene que decirnos.

Por tanto, la escucha activa no es oír a la otra persona, requiere estar totalmente concentrados en el mensaje que la otra persona nos intenta comunicar. Pese a que puede parecer que escuchar activamente es tarea fácil, este tipo de escucha requiere un esfuerzo de nuestras capacidades cognitivas y empáticas.

La escucha activa, por tanto, no es escuchar de manera pasiva, sino que se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está intentando expresar.

En la escucha activa, la empatía es importante para situarse en el lugar del otro, pero también la validación emocional, la aceptación y el feedback, pues se debe escuchar sin juzgar y es necesario comunicar a la otra persona que se le ha entendido.

¿Cuál es la diferencia entre oír y escuchar?

Algunas personas piensan que oír y escuchar tienen un mismo significado, en cambio, existe un alto grado de confusión entre los dos términos, ya que hay muchas diferencias. Según Ortiz, (2007) en su artículo “aprende a escuchar”, define y muestra las diferencias que hay entre oír y escuchar:

Oír es un fenómeno que pertenece al orden fisiológico, dentro del territorio de las sensaciones. El sentido auditivo permite percibir los sonidos en mayor y menor medida. Oír es sencillamente percibir las vibraciones del sonido. Es recibir los datos suministrados por el emisor. Oír es pasivo.

Escuchar es la capacidad de captar, atender e interpretar los mensajes verbales y otras expresiones como el lenguaje corporal y el tono de la voz. Representa deducir, comprender y dar sentido a lo que se oye. Es añadir significado al sonido. Escuchar es oír más interpretar.

Debido a estas confusiones, se cometen errores cuando “se escucha” (en realidad se oye) a la otra persona:

Actualmente existen diversas costumbres no productivas que impiden conseguir escuchar activamente en los diálogos, hay varias muy comunes hoy en día, por ejemplo: seguir tres conversaciones al mismo tiempo, contestar una llamada o revisar el chat mientras se intenta escuchar.

  • Distraerse durante la conversación.
  • Interrumpir al que habla.
  • Juzgar y querer imponer tus ideas.
  • Ofrecer ayuda de manera prematura y con falta de información.
  • Rechazar y no validar lo que el otro esté sintiendo.
  • Descalificar al dar tu opinión.
  •  Contar tu propia historia en vez de escuchar la suya.

Elementos que facilitan la escucha activa

Existen dos elementos que facilitan la escucha activa, son los siguientes:

  • Disposición psicológica: la preparación interna es importante, estar en el momento presente, prestar atención constante y observar al otro: identificar el contenido de lo que dice, los objetivos y los sentimientos.
  • Expresión de que se está escuchando al otro interlocutor con comunicación verbal, en lo que se conoce como la función fática del lenguaje (ya veo, umm, uh, etc.) y el lenguaje no verbal (contacto visual, gestos, inclinación del cuerpo, etc.).

Estrategias para escuchar de forma activa

Según Bautista y Carhuancho (2016). Para escuchar activamente es necesario:

  1. Dejar de hablar: Si se está hablando no se puede escuchar.
  2. Establecer una relación de empatía. Hay que ayudar a la persona a que se sienta libre para expresarse. Conseguir que el interlocutor se sienta en confianza. Para conseguirlo puede ayudar el ponerse en su lugar, es decir, establecer una relación de empatía.
  3. Dominar las emociones: Una persona enojada siempre malinterpreta las palabras.
  4. Preguntar cuanto sea necesario: Además de demostrar que le estamos escuchando, le ayudaremos a desarrollar sus puntos de vista con mayor amplitud.
  5. Demostrar una disposición a la escucha: se trata de adoptar una posición abierta y activa, manifestándole claramente interés y escuchándole para tratar de entenderle y no para oponernos, lo que se suele hacer mediante movimientos afirmativos de cabeza y palabras del estilo de “sí, sí”, “ya veo”, resumir y confirmar las afirmaciones de quién nos trasmite el mensaje, formulando las frases con una tonalidad adecuada (no con incredulidad), con empatía y respeto, pero sin abusar de ellas, permitiendo que la persona pueda exponer su problema sin interrumpirle precozmente ni realizar conclusiones prematuras, facilitando que exprese sus sentimientos, sus expectativas, sus esperanzas y cómo afecta aquello a su vida.
  6. Evitar criticar y argumentar en exceso: ya que esto situaría al interlocutor a la defensiva, conduciéndole probablemente a que se enoje o se calle.
  7. Conocer y saber interpretar el lenguaje no verbal: tono y ritmo de la voz, gestos con las manos, expresiones de rostro y postura del cuerpo.
  8. Manifestar afecto a través de gestos: una mano en el hombro o un abrazo dependiendo de la confianza que exista entre los integrantes del diálogo, así como palabras que inspiren ánimo y confianza.

Conclusiones

Una vez corregida y perfeccionada esta habilidad específica de la comunicación humana aporta beneficios valiosos en diversos ámbitos, enseña a pensar antes de hablar y actuar lo cual permite el desarrollo de las relaciones personales y contribuye a descubrir los gustos, las necesidades e inquietudes de las otras personas, a ganar confianza y estrechar lazos de amistad, asimismo promueve el buen desempeño en equipos de trabajos resaltando el liderazgo el cual motiva e inspira para conseguir los objetivos. Además, puede ayudar a detectar problemas a tiempo, también consigue aumentar la productividad al minimizar los malentendidos.

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