Hay que tener en cuenta que para el completo restablecimiento de una pérdida, habrá que atravesar una serie de fases para integrar la experiencia y poder seguir adelante con la propia vida. El duelo, en principio es un proceso normal y el psiquismo, por su propia dinámica interna se cura a sí mismo, pero esto ocurre sólo si nos enfrentamos al dolor en vez de negarlo. No hay que olvidar que en el caso de la muerte, todas las dimensiones de la persona se ven afectadas: dimensión física, emocional, cognitiva, conductual, social y espiritual. Si no aprendemos a asimilar el sufrimiento de la pérdida, podrían aparecer enfermedades físicas e incluso mentales que irán desmoronando el equilibrio vital.
¿Qué fases se atraviesan?
Diversos autores han definido distintas fases o etapas que con algunos matices se pueden apreciar elementos comunes. Estas fases y tal como he comentado anteriormente, son un proceso y no secuencias o etapas fijas, de tal manera que no reproduce un corte claro entre una y otra fase, y existen fluctuaciones entre ellas.
A continuación voy a describirlas brevemente:
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Fase de aturdimiento o etapa de shock. En esta etapa inicial, la persona atraviesa un gran desconcierto, un sentimiento de incredulidad. Po otra parte, se puede reaccionar como si nada hubiera sucedido. Otras personas, en cambio, se paralizan y permanecen inmóviles e inaccesibles. Se experimenta sobre todo pena y dolor. Hay que tener en cuenta que el estado de shock, es un mecanismo protector pues da a las personas el tiempo y la oportunidad de abordar la información recibida, es una especie de evitación de la realidad.
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Fase de anhelo y búsqueda En la medida en que se va tomando conciencia de la pérdida, esta fase está marcada por la urgencia de encontrar, recobrar y reunirse con la persona difunta. Por otra parte, se va produciendo la asimilación de la nueva situación donde la persona puede aparecer inquieta e irritable. Esa agresividad a veces se puede volver hacia uno mismo en forma de autorreproches, pérdida de la seguridad y autoestima.
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Fase de desorganización y desesperación. En este periodo suelen aparecer sentimientos depresivos y falta de ilusión por la vida. En esta fase se va tomando conciencia de que el ser querido no volverá. Se experimenta una tristeza profunda, que puede ir acompañada de accesos de llanto incontrolado. La persona se siente vacía y con una gran soledad. Se experimenta apatía, tristeza y desinterés.
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Fase de reorganización. En esta etapa, se van adaptando nuevos patrones de vida sin la persona fallecida, y se van poniendo en funcionamiento todos los recursos de la persona. Se comienza a establecer nuevos vínculos.
¿En qué áreas de nuestra vida nos puede afectar el proceso de duelo?
No hay que olvidar que en el caso de la muerte, todas las dimensiones de la persona se ven afectadas: dimensión física, emocional, cognitiva, conductual, social y espiritual.
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Área física. Pueden haber molestias físicas como sequedad de boca, dolor o sensación de vacío en el estómago, opresión en el pecho, opresión en la garganta, hipersensibilidad a los ruidos, disnea, palpitaciones, falta de energía, tensión muscular, inquietud, alteraciones del sueño, pérdida del apetito, pérdida de peso, mareos.
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Área emocional. Los estados de ánimo pueden variar y manifestarse con distintas intensidades. Los más habituales son: sentimientos de tristeza, enfado, rabia, culpa, miedo, ansiedad, soledad, desamparo e impotencia, añoranza y anhelo, cansancio existencial, desesperanza, abatimiento, alivio y liberación, sensación de abandono, amargura y sentimiento de venganza.
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Área cognitiva. Dificultad para concentrarse, confusión, embotamiento mental, falta de interés por las cosas, ideas repetitivas, generalmente relacionadas con el difunto, sensaciones de presencia, olvidos frecuentes.
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Área conductual. Cambios en la forma de comportarse con respecto al patrón previo. Aislamiento social, hiperactividad o inactividad, conductas de búsqueda, llanto, aumento del consumo de tabaco, alcohol, psicofármacos u otras drogas.
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Área social. Resentimiento hacia los demás, aislamiento social.
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Área espiritual. Se replantean las propias creencias y la idea de trascendencia. Se formulan preguntas sobre el sentido de la muerte y de la vida.
Si necesitas ayuda en tu proceso de duelo, te animo a que contactes conmigo, sin ningún compromiso.
Estaré encantada de asesorarte!
Silvia Prats
-Psicóloga CV12339